En el 2004, el Comité Olímpico Internacional permitió a atletas transexuales competir en los juegos de verano de Atenas. El COI puso ciertas condiciones para la inserción a las competencias, como llevar más de dos años viviendo con su nuevo sexo asignado, contar con el respaldo legal de su país respecto a su cambio de sexo además de haberse sometido a una terapia hormonal para eliminar las "ventajas" relacionadas con el sexo en la competencia. Se acordó que cada caso será evaluado de manera individual para valorar si es candidato a las competencias o no.
Sin embargo hay otro lado de la moneda, atletas (en su mayoría mujeres) que demuestran un desempeño excelente y superior a los estándares y por lo tanto levantan sospechas. Las pruebas de confirmación de sexo no son obligatorias pero pueden ser solicitadas cuando se tienen dudas de algún atleta, sin importar que tan humillante resulte para una mujer ser cuestionada a nivel internacional sobre su sexo.
Aceptar a atletas transexuales en competencias olímpicas trae consigo discusiones sobre las ventajas que tienen aquellos que de ser hombres deciden su cambio de sexo y entonces tienen ventajas sobre las demás competidoras femeninas, un columnista de The Sunday Telegraph de Londres, comenta "Los atletas hombres que traten de ganar medallas olímpicas sin recurrir a drogas prohibidas podrán próximamente tener una vía legal para aventajar a sus rivales: usar un vestido por dos años y luego competir como mujeres" (Hart 2004). Pareciera que dicho comentario tiene tintes transfóbicos, y da pie a una discusión que va más allá de los derechos transexuales a la competencia libre en Juegos Olimpicos.
Referencia: Cavanagh, S. L., & Sykes, H. (2009). Cuerpos transexuales en las Olimpiadas: las políticas del Comité Internacional Olímpico en relación con l@s atletas transexuales en los Juegos de Verano, Atenas 2004. (Spanish). Debate Feminista, 39(20), 40-74
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